RIOS DE VIDA

TODO LO QUE MANA DE LA VOCA DEL DIOS DE LOS CIELOS ES VIDA ETERNA.

Monday, October 16, 2006

PRISION EN CUBA

CUANDO ME DETUBIERON


Un murmullo azotaba entre las gentes. Voces rugientes, como de leones. Estruendosos pasos, apresurados cuales caballos huyendo al predador se acercaban. ¿Quién es Wualdemar? Se oyó como aplastante estallido, mutilando el ruido abrumador. Las estacas dejaron de golpear. Las trinchas, detuvieron el ritmo azotador, como un tic tac. No se oyó más, que una simple vocecita responder; ese que esta ahí es. Se repite la pregunta para afirmar el detalle, como un trueno. ¿Es usted Wualdemar? Y como sin fuerzas, un rostro, mojado de sudor, pálido y temeroso, se levanto para mirar hacia arriba. Ese rostro bruñido con profundas facciones, demarcadas. Pómulos abultados, gruesos labios, que se introdujeron en la boca, para ser humedecidos. Unos ojos tristes, que pestañearon en fracciones de segundos de silencio, y un hondo respirar. Solo se abalanzo hacia el frente, afirmando con la cabeza que si. Un pensamiento, le llenó de miedo, y para si respondió, estoy cogido. Una figura trajeada de verde se acercaba con argollas brillantes en las manos. Con pasos que hacían vibrar al pisar piso, con aquellas pesadas botas rusas. Una voz como para acabar, con el poco halito de vida y parar el resuello. Le dijo estas detenido. Se dijo para si ahora si se acabo, es en serio. Otra voz quebró el pensamiento; falta otro. ¿Dónde esta Alex?
Dentro de un cuarto, tras el sonido perturbante de un viejo motor. Centelleaba el fuego producido por un piedra de esmeril, gastando una trincha, sostenida por una mano temblorosa, por el vibrar de la maquina. Ahí estaba la próxima victima. Sentía un frió que atravesó todo su cuerpo hasta hacer mover las rodillas, con una corriente, que electrocutaba cada nervio de sus piernas. Quitando así casi totalmente las fuerzas. El corazón como el venado al huir del tigre, palpitando a toda velocidad, casi al infartar del susto. De pronto la claridad se opaco por dos siluetas, tras la voz de unos labios temblorosos, que apenas podían pronunciar palabra. Con gran esfuerzo, diciendo esta dentro. Al escuchar mientras afilaba las gubias, y trinchas, su rostro se dio vuelta, en busca de una salida, un agujero. Era tarde, solo habían cuatro paredes de unos cuatro por cuatro metros al cuadrado.
Tantas veces pense en aquel momento junto a Wualdemar, buscando una salida para cuando llegara ese momento, pero no lo encontramos. Mi semblante decaía, mi frente se arrugaba con grandes vibros. Una pregunta continuo. ¿Ahora qué? Las dos siluetas vinieron directas y seguras a la presa, que con lentitud, apretaba un botón para detener la maquina. La voz cortante que atravesaba los tímpanos, y se clavaba en las sienes. Vamos tiene que acompañarnos, no hay tiempo que perder. Por favor las manos atrás. Las esposas se serraron tras el grito triturarte (trrricc) que suelen hacer al rozar metal con metal. Estas se habían serrado quien sabe hasta cuando. Otra pesada mano se apoyo en las espaldas, para empujarle hacia donde le conducirían. Con ironía comentaron, ¡se les acabó el jueguito!! Arriba!. Un JEP WA nos esperaba con las puertas abiertas. Waldemar estaba en frente, con no muchas ganas de entrar. Lo sostenía un oficial, de la seguridad del estado cubano, quien se reía con altivez triunfante. Yo y Waldemar elevamos los rostros para cruzar una mirada, una mirada como para apoyarnos en el dolor uno al otro. Teníamos una tristeza reflejada en los ojos porque sabíamos que el viaje era para largo rato. Nos llenaron de pensamientos por unos pocos minutos, y movimos las cabezas con una sonrisa de amistad. Luego se dieron vuelta para mirar el viejo taller, el cual de seguro no veríamos más. Todos los compañeros como sin creer los que ocurría quedabamos atónitos. Fuimos llevados al centro de instrucción de Las Tunas Cuba.
Voces tronantes se desplazaban por lo pasillos. Puertazos atormentaban el sólido silencio. Penetraban la oscuridad como los rayos x el cuerpo humano. Las llaves campaneaban haciéndose presentes en el asunto. Una voz hizo eco en todas las paredes. Salgan todos afuera ahora van a saber lo que es bueno.
Alex: Habíamos sido llevados. Dijimos ahora es para rato, pero ni una palabra. Sabíamos que por nuestro bien teníamos que mentir, por lo que hicimos una noche sin pensar. Ahora teníamos que pagar el precio. DIOS nos dice en Romanos trece, que debemos estar con los gobernantes, pues estos son puestos por El. Y cualquiera que se ponga en contra, contra lo establecido por DIOS se pone. Aquella noche había marcado mi vida para siempre, haciendo una llaga casi incurable en mi corazón. No solo para mi, para mi madre también, quien tendría que sufrir sin deberla ni temerla. Fuimos alineados, a la orilla de la pared y sacados poco a poco, para otro pasillo. En este se veía solo la claridad del sol, por una orilla. Nos cachearon (revisaron) de pies a cabeza.
Uno a uno nos fueron entrando en un camión indeseable. Sentados en aquellos asientos formados por tablones, veíamos caras conocidas, que eran trasladadas al mismo lugar que nosotros. Corrían la misma suerte si así se le puede llamar. Miles de pensamientos apagaban en mí, poco a poco el sabor de la libertad. Me preparaba mentalmente con la certeza de que podría morir. Le pedí a DIOS que me ayudara a salir de la situación aunque su decisión talvez pudiera ser otro, con un objetivo deferente. El tenía poder para parar el camión serrado y abrir las puertas, para que sus Ángeles me sacaran de aquel lugar, mas no fue así. No era el plan de mi Jesús. Pues como el oro serán refinados dejo en cierta ocasión. Una hora mas tarde cocinados por el calor de aquel camión de metal sin tener un orificio para que le entrase aire, y ni tenia aire acondicionado tampoco. Era de unos tres metros cúbicos, tal vez. Donde íbamos unas veinte personas. No nos podíamos mover casi. Estábamos siendo trasladados a Instrucción frente a la prisión El Típico, en Las Tunas. Una de las prisiones mas tortuosas, y terribles de la isla de castro. Este lugar es una especie de lugar de tortura para sacar información, a quienes delinquen. Nadie puede imaginar cuanta crueldad y dolor hay en ese lugar. Nos comenzaron a bajar para separanos, y así llevar el macabro plan, para sacarnos la verdad que ellos querían, a costa de lo que fuera. Aun si nos cortándonos la vida, si les fuera posible. Nos pusieron en diferentes celdas donde no podíamos comunicarnos uno con el otro. Allí no se veían ni las palmas de las manos y no se sabía si era de día o de noche. La peste y la humedad reinaban a sus anchas. Mis oraciones no cesaban, pidiendo misericordia de mi Jesús. Le pedía sabiduría también para poder al menos defenderme de aquella desgracia.
Sentado en aquel muro frió, que era la cama en la sombra, como le llamaban. Me venían a la mente como trazamos los letreros abajo Fidel y otros también. Aquella no he caminamos todo Puerto Padre.
Si las cosas habían salido muy bien. Pero algo también había pasado. El plan divino, lo había roto en busca de algo por mis propias manos. Lo habíamos intentado hacia mas de año y medio, cuando la madre de Wualde no agarro con las manos en la masa, y nos detuvo de hacerlo. Ella descubrió los carbones de madera que teníamos en un papel cartucho, color marrón. El instinto de madre le dijo que algo estábamos haciendo, de lo que nos íbamos a arrepentir. Se había puesto nerviosa porque sabia que era una locura. Me di cuenta de que el maligno siempre luchó por destruirme y acabar con mi vida. Otro día teníamos preparado, como unas semanas mas tarde; estábamos dispuestos a llevar a cabo el plan trazado. Waldemar siempre se creyó muy político y moralista;! ahora habría que verlo! Caminamos unas dos millas y nos desplazamos por el paseo rumbo oeste, hasta llegar para llegar al parque de los vagos. La idea era caminar entre muchas gentes para borrar las huellas, o que se confundieran con las de las personas. Cruzamos la calle hasta llegar a la casa de la cultura. Allí trazaríamos los rasgos que alterarían los caldos del tirano Fidel, y sus secuaces. Puse uno en la pared bien grande, para que se viera. Salimos y caminamos unos treinta metros, hasta la biblioteca. Pusimos dos ayi, uno a la derecha y el otro a la izquierda. Escribimos de derecha a izquierda, para que no pudieran tomar los rasgos caligráficos. Terminamos sin dejar nada que nos comprometiera. Recogimos los carbones, hasta la última pizca de estos. Luego los tiramos en un lugar donde había bastante hierva, así no se verían. Todo había quedado perfecto. Después caminamos por los mismos sitios varias veces, bajo un apagón de la luz. Al otro día nos encontramos y fuimos casa de José Saín. Quien tena barios amigos en su casa. Nos contaron lo que pasaba y nos reíamos de todo y ellos nos preguntaban que si lo habíamos hecho nosotros. Ustedes fueron, no lo nieguen, así nos decían. Se lo negamos y fuimos hasta aquel lugar para ver lo que pasaba. Queríamos ver el efecto de lo que hicimos, y que reflejaban las caras de los comunistas. Nos paramos frente al Copa. Desde allí mirábamos el corre corre, que se formo. Habían mujeres llorando, y tomaron muchas fotos. Para nosotros era una hazaña, el contemplar a tan solo unos metros lo que se veía, era lindo el panorama. Nos reíamos y disfrutábamos de aque- llo. El objetivo estaba más que cumplido. Habían puestos otros que quien sabe quienes fueron, pero la cosa estaba que ardía.
Así había sucedido y ahora un año más tarde estábamos enfrentando la realidad de los actos. Ahora me encontraba en la mansión del sufrimiento, donde los hombres son convertidos en cadáveres. Donde las úlceras perforan los intestinos y el estomago, resultado de tanta hambre. Vi personas sacarse los ojos, cortarse las manos, quemarse alguna parte del cuerpo etc. Tantas cosas vi. en aquel terrible lugar, que es el verdadero infierno.
Treinta y ocho largos dias con sus noches pase, que en realidad eran noches de veinticuatro horas. O mejor dicho fue una noche de novecientas horas, igual a treinta y ocho días de noche. Nos dieron unas tres veces de sol en todo aquel tiempo; por unos diez minutos cada uno. Perdí la cuenta de los días, porque no tenia reloj. No se veía el sol o la luna; en si ni la noche ni el día. Perdí la noción del tiempo, y cuando salimos conté los días que aviamos estado allí. El alimento que se nos daba eran unas tres cucharadas de arroz blanco mal cocinado. Un pedazo de plátano cosido con la cáscara y todo. En algunas veces un tipo de carne en picadillo que no me comía, pues quien sabe lo que era. Todo esto cabía en un aso de seis onzas. Dos veces al día nos daban esto. El desayuno era a las cuatro de la mañana, el almuerzo a las diez y media, y la comida como a las tres de la tarde, y hasta el otro día.
Cada una hora nos llevaron, para interrogarnos. Día y noche así fue. Nos torturaban psicológicamente, con tal de sacar alguna respuesta. Tenían perros para echárselos a aquellos que no hablaban. También se escuchaba de que tenían un cocodrilo, para lo mismo, y un cuarto lleno de cucarachas, ratas, y eses fecales para poner allí las personas. En realidad era una concentración nazi. Tenia que prepararme con mi DIOS porque de ellos esperaba hasta lo peor. Estaban dispuestos a matarnos si les era posible. No teníamos derecho a hablar con nadie, ni visitas (in comunicados) como si fuéramos asesinos. Solo habíamos expresado nuestros derechos de libertad.
Frank, y el Feto habían sido detenidos. Estaban sufriendo el castigo de algo que por lo menos conmigo no habían hecho. ¡Pobres muchachos! Al Feto le culparon de ser el jefe de la pandilla.
Este para ellos era el líder, el cerebro de lo que se había hecho. Que lejos estaban esos comunistas de la verdad. Yo y Wualdemar pusimos tres de esto carteles, de los otros yo no se nada. Nos culparon de haber puesto uno cada uno éramos cuatro, sospechosos. Yo escribí dos y Waldemar uno. Yo no se que paso en realidad, o cual fue la idea de culpar a aquellos otros muchachos. No se cual fue el motivo de esa mentira, tan grande que costo tanto dolor. Hay barias preguntas en mí. ¿Por qué culparon a Frank y al Feto, de todo esto que no hicieron? Tal vez le tenían mala voluntad o rencor porque ellos ya le habían quitado la vida a un hermano de Frank. Solo DIOS sabe que paso en realidad.
Una de esas noches de las que me desvelaba, como a las dos de la mañana, me sacaron. Era un interrogatorio por el teniente Puga. Este era uno de esos guajiros típicos por la brutalidad, y sinvergüenza. Este solo sacaba provecho al comunismo, y a su cargo. Se quiso reír de lo que yo creo en DIOS, pero pedí poder a lo alto. Así podría hablarle a ese ignorante victima de Satanás. Me sorprendí de cómo DIOS ilumino mi mente para que salieran de mi boca tantas cosas que tocaban el corazón de aquel hombre. Le hable de mi Cristo, aproximadamente unos cuarentaicinco minutos. El quiso rebatir muchas de estas cosas, con sus ideas entupidas. El final fue decir, si tal vez tú tengas la razón. Todo quedo así en un hombre que había torturado, y lastimado a tanta gente. Gracias a Cristo quien creo los cielos y la tierra, que puso en mi boca tantas cosas. El es quien da la victoria en el día de la angustia. Esto así fue aunque a veces si sentí dolor y remordimiento, por lo que aquel hacia.
A veces cuando las situaciones se tornan más difíciles, es cuando nos apegamos más al DIOS de los cielos, y le entregamos el corazón sin reservas. En aquella celda en la que cabían apenas dos personas; una en coda cama de sementó. Había un hueco en el piso para hacer las necesidades. Había un pequeño agujero en la pared como a unos siete pies de altura, por donde salía el agua para beber. Ponían el agua una vez al día, como a las cinco de la tarde, como dos horas después de dar la miserable comida. En aquella oscuridad, con mal olor, humedad, y calor; nos pasamos treinta y ocho días sin bañarnos. DIOS me dio mucha confianza y fe en aquel momento, que ahora puedo ver. Comprendía que sufría un llanto en carne propia. En aquella ilimitada desconsertacoion, la mano de DIOS estaba conmigo. El me guiaba y cuidaba. Yo tenía veintitrés anos apenas tenia era un jovencito, que estaba en la flor de la vida. Estaba privado de la libertad, pasando por tan cruento dolor. Cruzando por una etapa de hambre, y falta de derechos humanos. Estas fueron las primeras palabras de bienvenida, ¡no tienen ningún derecho! No pueden preguntar, solo responder lo que se les pida. Se pueden quedar callados y podrir en la prisión.
No existen las palabras par describir tanto dolor, tristeza y amargura. Era un puñal clavado en el centro del corazón. Cuando me entraron en aquel lugar tenía ochenta y siete kilos de peso. En todo ese tiempo perdí alrededor de diesiceis kilos, un promedio de treinta y cinco libras. La piel se me pegaba a los huesos. Era un cadáver viviente, que cuando su madre lo vio le dio un principio de infarto.
A las dos semanas me dieron un vicita, la cual me quitaron a los sinco minutos. El dia veintiocho nos hicieron un careo porque todos digeron que si lo habian hecho. En realidad no era nada facil soportar esa tortura. Final mente se supo la verdad a medias, porque no todos lo hicimos. Nos llevaron al sentro del tipico, que estava al frente de intrusión. Cuando entramos a ese lugar lo primero que nicieron fue cortarnos el pelo al rape. Pareciamos verdaderos criminales. En la noche nos pasaron para las celdas donde debiamos quedar hasta el dia del juicio. Los presos como suelen hacer en todas las prisiones, comenzaron a decir con gran ruido ponlo aquí damelo. Ellos solo lo dicen para asustar a los nuevos que entran. Nos separaron para deferentes celdas. Me pusieron en la de los que trabajavan. En aquel lugar no es facil estar porque, la triztesa embarga a todos los que estan alli. Se comienza a estranar a los familiares de tal manera que no se puede explicar. La verdad es que no vale nada una persona en esos lugares. Estuvimos cinco meses hasta el dia del juicio. En aquel dia ellos tenian testigos falsos, para undirnos. No tenian pruevas para enjuiciarnos. El testigo que tenian salio corriendo del lugar y le tuvieron que caer atrás para que regresara. Mi madre y las gentes que me querian recojieron dinero y me pagaron una avogado. Pero como confiar en uno de ellos pues todos los que tienen posición de esa indole tienen que ser del partido comunista, o de la juventud. Solo tuvimos una entrevista unos tres meses antes del juicio, y eso fue todo. El dia del juicio, que no es mas que una farsa para que crean en la justicia sucia del gobierno. El teniente Puga comenso a acusarnos de todo lo que habia pasado, según el.

Llego el momento de defendernos. ? Que decir? ?Como defendernos? ? Con que armas?
Dije: Senores del jurado y jues. Solo quiero decir una cosa. Se que cometi una falta o un error, y se que me van a jusgar por ello. Pero se que podrian tener misericordia y no ser tan drasticos con nosotros. Yo creo que meresemos una oportunidad. Muchas gracias por todo. La sala quedo en silencio en ese momento. Despues todos comensaron a declarar. Walde primero, el feto y Frank despues, estos dos ultimos que no habian hecho nada por lo menos con migo. Ellos fueron condenado Frank a cuatro anos y el Feto a tres. Es doloroso saber que esos dos jovenes de dieciciete y dieciceis anos de eda eran condenados injustamente por algo que no cometieron.
Fuimos llevados de regreso para el Tipico nuevamente sin ninguna esperanza. Sabia que no nos soltarian y que nos darian quien sabe que tiempo. No nos dieron la condena en ese dia sino hasta unos tes meses mas tarde. Tanta ambre, atrpeyo y abuso sicologico. Todo era tan triste que se quitavan hasta las ganas de vivir. El dolor estava presente en todo momento. El ambre siempre fue la companera de los desvelos.
Estando ya de buelta estu diavamos todos los dias la leccion de la escuela sabatica. Cantavamos muchos cantos y leiamos alrededor de dies salmos todas las tardes ( Walde y yo). El orror de que en cualquier moment0 podriamos tener un problema con otro de los reclusos se apoderava de nosotros. Gracias a DIOS que aunque tuvimos algunos problemas todo se disipo. Tambien teniamos el apoyo de Claribel que era el director o jefe mayor de la carcel. DIOS siempre probeyo lo nesesario para que no estuviesemos peor de lo que ya estavamos.
Un dia estando en Medios propios el lugar donde nos llevaban a trabajar. Se nos aserco un preso y nos dijo que uno de los oficiales nos estava llamando. Fui y este me dijo que estavamos preparando una fuga que le diera las ropas de civil que teniamos escondidas. Pense que era una trampa porque eso no era cierto. despues de unos momentos se sonrio y me dijo que nos habian dado la libertad que nos ivamos y que traia la carata de libertad. Me la mostro y entonces corri para decirle a Walde. Cuando nos estavan sacando nos unieron a los demas presos porque ya era la hora de salir. Nos regresaron con los demas para que noscambiaramos y sacaramos las cosas que teniamos en la selda. Entonces los presos nos pedian la Biblia porque yo siempre les decia que DIOS un dia nos sacaria de aquel lugar. Y todo fue una sorpresa porque a nadia que haga algo en contra del gobierno lo dejan ir asi de facil.
No le di ninguna de las Biblias que tenia porque nunca nos hacian caso. Les deje solo lo que habian escuchado de nosotros porque me parecia que era solo por el interes de que DIOS los sacara de ayi igual.
Salimos por fin de aquel lugar con una alegria que no se puede explicar.
En la puerta de la carcel esava una oficial que nos dio los carneces de identidad. En lese mismo instante salia un camion que iva a yebar a algunos de los presos para un correccional que habia por Chaparra, un pueblo que esta despues de Puerto Padre.
Cuando llegamos a la casa, fue una sorpresa para nuestras madres porque eso no lo esperava nadie. Llegamos y se lleno la casa de todo el barrio. Las gentes me abrasavan y besavan con gran amor. Eso es algo lindo que tengo grabado en mi corazon. Habia alegria entre los que estavan por verme libre, y eso me da satisfaccion saberlo de que la gente de mi barrio me ama. Gracias a DIOS por todos esos momentos lindos despues de tanta tristeza en aquellos lasgos seis meses.

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